Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

El Sr. SAGASTA: El partido liberal se adhiere de todo corazón y con el mayor entusiasmo a las manifestaciones hechas y a los propósitos expuestos por los que tan brillantemente me han precedido en el uso de la palabra en honor y para gloria del capitán D. Vicente Moreno, cuyo valor, cuyo patriotismo, cuya abnegación y cuyos heroicos hechos le hacen digno de la admiración y de la gratitud de la Patria. Declara además el partido liberal merecido, cuanto hagan el país y los poderes públicos para honrar la memoria de este gran patricio, que, si bien por tanto tiempo ignorado, ha sabido legarnos uno de los ejemplos más hermosos de amor patrio que puede registrar nuestra noble historia, despreciando con sublime entereza aquello que más se anhela y se estima más en la tierra, y sacrificando ante el usurpador de la Patria su vida, sus intereses y las afecciones más caras de la existencia en aras de su honor, de su lealtad y de la nobleza española. [2209]

La prueba de la grandeza del hecho que en estos momentos suspende nuestro ánimo y embarga nuestros corazones, está en que al sólo recuerdo traído aquí por el Sr. Romero Robledo de las tristes y profundas oscuridades en que yacía enterrado por las vicisitudes de nuestros adversos tiempos, desaparecen como a los rayos de refulgente sol las nubes de nuestro horizonte político, huye de entre nosotros la discordia, laten nuestros corazones al impulso del mismo generoso sentimiento, y este palenque de lucha y de combate se convierte repentinamente en magnífico espectáculo de paz y de concordia; y nuestras voluntades y nuestras inteligencias marchan confundidas, inspiradas en sentimientos de armonía, e impelidas por la alegría y el entusiasmo, a coronar presurosos la frente de un ciudadano oscuro, que solo, desconocido, desprovisto de todo elemento de ataque y de defensa, resiste, combate y muere, conquistando, en lucha por la independencia de su Patria, la gloria de la inmortalidad. (Grandes aplausos.)

¿Y queréis saber, Sres. Diputados, por qué este héroe, hasta ahora desconocido, en el momento en que han llegado a nuestra noticia sus gloriosos hechos, no sólo causa nuestra admiración, sino que embarga todas nuestras simpatías? Pues es porque en este héroe, hasta ahora ignorado, como en Daoíz, como en Velarde, como en Ruiz, hemos visto el retrato parecido y la fiel personificación de otro héroe tan desgraciado como ellos, pero más grande, mucho más grande que ellos: vemos el retrato parecido y la fiel representación de este nuestro desdichado país, héroe por excelencia, que ante el enemigo, cuanto más desvalido se encuentra, más arrogante se levanta. (Muy bien.)

Vemos el retrato parecido y la fiel representación de nuestra querida España, porque, cuando sin generales, sin soldados, sin armamento, sin municiones, sin organización, sin recursos, sin nada, parece que está más caída, más abandonada y más desdichada, es cuando realiza sus mayores proezas, cuando conquista sus mayores lauros, cuando consigue sus más brillantes triunfos, cuando ofrece sus más valerosas hazañas, cuando alcanza sus más inmarcesibles glorias: es, en fin, cuando con hijos como Daoíz, como Velarde, como Ruiz y como Moreno, se levanta contra el invasor, coloso del mundo, rayo de la guerra, capitán invencible hasta entonces en todas partes, y le persigue, y le acosa y le arroja de su suelo, reconquistando su independencia, que la perfidia, el dolor y la traición, a su noble confianza y a su buena fe, le habían arrebatado. (Bien.- Muy bien.)

¡Gloria y honor, Sres. Diputados; gloria y honor a los héroes de nuestra independencia nacional! ¡Gloria y honor desde hoy al capitán D. Vicente Moreno! (Grandes aplausos.).